David Bacon Stories & Photographs

En Español

En respuesta a "SANGRE EN LAS PALMAS"
By David Bacon
Dollars and Sense, 2007

Una Carta de la Embajada de los EEUU en Bogota, y Una Respuesta de las Comunidades Afro-Colombianas

La Carta


Embajada de los Estados Unidos de América

Bogotá, D.C., 14 de agosto, 2007

Amy Gluckman
Co-editora de la revista
DOLLARS & SENSE (Dólares y centidos)
29 Winter St.
Boston, MA 02108

Estimada Señora Gluckman:

El articulo del señor David Bacon “Sangre en las palmas: Afro-colombianos luchan contra las nuevas plantaciones” es una malcaracterización de la industria de palma aceitera en Colombia y de los esfuerzos del gobierno estadounidense de promocionar oportunidades económicos sustentables y legales para las comunidades Afro-Colombianas. El articulo esta correcto en muchas áreas - la actividad paramilitar y guerrillera si ha causado estragos en comunidades afro-colombianas e indígenas, la industria de palma aceitera en Colombia si tiene planes ambiciosos de expansión, y las comunidades Afro-colombianas si enfrentan retos de desarrollo que no tienen paralelo en el resto del país. Sin embargo, las afirmaciones del señor Bacon de que los recursos del gobiernos Estadounidense, por medio del USAID, la agencia para el desarrollo internacional del gobierno estadounidense, se están usando para desplazar a Afro-colombianos, para destruir sus lazos culturales a la tierra, y adelantar los intereses económicos de la industria palmera simplemente por el gusto de hacerlo, simplemente no son ciertos. Durante los últimos cinco años, como parte de la ayuda del gobierno estadounidense para Plan Colombia, USAID ha trabajado con el gobierno del Presidente Uribe, gobiernos municipales, consejos y representantes afro-colombianos elegidos, asociaciones de cultivadores, y el sector privado para desarrollar modelos que responden a las necesidades de las comunidades. De hecho, solo una de las inversiones de palma africana (aceitera) apoyadas por USAID esta en una comunidad Afro-colombiana, y casi todas las otras actividades de USAID con la palma aceitera están designadas como alianzas. Estas alianzas están estructuradas de tal modo que los grandes procesadores están ligados a fincas pequeñas de palma aceitera, ya sean de dueños privados o comunitarios, y los procesadores proveen fondos iniciales, infraestructura común (carreteras, puentes, irrigación), inversiones sociales y asistencia técnica a los cultivadores pequeños y a las comunidades. Además, USAID ayuda a los pequeños cultivadores y a las comunidades a ser mas capaces de negociar los contratos competitivos para su producto. Desafortunadamente, la mayoría del sector agrícola de Colombia tiene experiencia con las cuestiones que el señor Bacon cita como específicos a la palma, y claro que queda mucho trabajo por hacer relacionado al cultivo de la palma aceitera y las comunidades Afro-colombianas. Los gobiernos Colombianos y estadounidenses y el sector privado robusto de Colombia seguirán siendo agentes de cambio en el sector agrícola, y USAID seguirá ayudando a comunidades Afro-colombianas a identificar oportunidades para el desarrollo económico, a fortalecer la habilidad de consejos de representantes y a los que están a cargo de tomar decisiones de representar los intereses de sus comunidades, y de proteger sus lazos a la tierra y sus valores culturales al enfrentar retos de desarrollo muy difíciles.

Atentamente,

Mark Wentworth,
Asesor para Asuntos Públicos

 

La Respuesta

Afrokolombia, 2 de septiembre de 2007

Amy Gluckman
Co-editora de la revista
DOLLARS & SENSE (Dólares Sin Sentido Común)
29 Winter St.
Boston, MA 02108

Estimada Señora Gluckman:

Agrocumbustibles y Palma Aceitera: Llenando Tanques, Vaciando Territorios

Hemos conocido copia del articulo“Sangre en las palmas: Afro-colombianos luchan contra las nuevas plantaciones”, del periodista y fotógrafo David Bacon y de la respuesta de Mark Wentworth - asesor para asuntos públicos de la embajada de EE.UU. en Colombia. Quisiéramos contribuir a un debate que tiene profundas implicaciones en nuestras vidas y derechos, compartiéndoles algunos de nuestros puntos de vista al respecto.

Lo expuesto por el periodista es una certera aproximación a la realidad de lo que acontece con la invasión del monocultivo de la palma aceitera no solo en Colombia sino en muchos otros lugares del mundo. Los esfuerzos quizás valiosos de la cooperación norteamericana, no pueden ser efectivos pues sus acciones de apoyo, en el caso de la palma aceitera y del proceso de formulación y apoyo de la Ley Forestal, para citar solo dos ejemplos, guiándonos por lo que dicen el gobierno y los empresarios colombianos, están en contravía tanto de las prácticas étnico –culturales de producción de los afrodescendientes como de las funciones ecológicas y de conservación pactadas en sus Títulos Colectivos con el Estado colombiano (Ley 70 de 1993 y Ley 21 de 1991).

A la inversa de lo expuesto por Wentworth, se han estado promocionando actividades que no son sustentables ambiental y económicamente para las comunidades afrocolombianas pues esto lo demuestran las “alianzas estratégicas” que han tenido que establecerse entre ellas y las grandes empresas palmeras, con condiciones crediticias, de seguridad social de los pequeños productores palmeros, de fijación de precios del producto y de transporte del mismo, con evidentes desventajas y ausencia de poder de decisión por parte éstos últimos. Igualmente y en lo que a la sustentabilidad ambiental se refiere, son muchos los estudios que demuestran la incompatibilidad entre monocultivos como el de la palma de aceite y los complejos y al mismo tiempo frágiles y delicados ecosistemas del Territorio Región del Pacifico Biogeográfico.

Los ambiciosos planes de expansión de la palma aceitera en Colombia, hacen caso omiso de los gravísimos impactos ambientales, culturales, sociales y económicos que estos traerán a mediano y largo plazo a las comunidades. Los retos de desarrollo sin paralelos, que debemos enfrentar los afrocolombianos, en el conjunto de la sociedad colombiana, requieren un gigantesco esfuerzo societal que pasa por reconocer que se requieren efectivas medidas de reparación por las consecuencias de la esclavización que estas comunidades heredaron y a los desproporcionados impactos del conflicto armado interno.

Esas medidas además de respetar, en general, la diversidad étnica y cultural reconocida en el ordenamiento legal colombiano, deben enmarcarse en el respeto al derecho al desarrollo en el marco las propias aspiraciones culturales de los afrocolombianos. Sin la aceptación del racismo, la discriminación racial como problemas a superar y sin el respeto y apoyo a las propias propuestas de las comunidades, se seguirán reproduciendo las condiciones para mantener la desigualdad racial que nuestras comunidades sufren y en las que son hoy día objeto de masacres, desplazamientos, desterritorialización, deculturación, aculturación, racismo, invasión, expropiación, asesinatos, persecuciones a los lideres… ¿Alguna diferencia entre ese panorama y los albores de la trata y la esclavización que dieron como resultado la presencia de la diáspora africana en el Territorio Región del Pacifico Biogeográfico?

El avance de la palma aceitera constituye en la actualidad una de las mas graves, complejas y sistemáticas violaciones a los derechos reconocidos a las comunidades negras en Colombia. Pese a ello con el apoyo de USAID en Tumaco (Pacífico sur colombiano) se han venido gestando “alianzas estratégicas”,violando el derecho a la Consulta Previa de las comunidades y los Consejos Comunitarios en cuyas jurisdicciones territoriales se ha expandido el monocultivo palmero. Las “Empresas Asociativas” que se han ido gestando para que la palma aceitera avance, además de dividir a las comunidades, desconocen tanto jurídica como culturalmente los mecanismos creados para la administración y manejo de los territorios colectivos, que deberían ser de obligatorio respeto por el Estado, empresarios y la cooperación internacional. A partir del 2006 aquellas “empresas asociativas” comenzaron a rembolsar sus créditos. Hoy hay muchos inconvenientes y muchos "colgados" con la recuperación de cartera debido a la pudrición del cogollo (plaga), fumigación con glifosato, inadaptabilidad a exigencias técnicas del monocultivo y para el colmo, una drástica caída en los precios de la tonelada del fruto que pasó de 490 mil pesos al inicio del programa a solo 80 mil pesos en la actualidad.

En las áreas de los Títulos Colectivos donde no se puede formalizar con base en éstos mismos ninguna garantía crediticia dado su carácter inembargable, sí se hicieron a través de las “alianzas estratégicas” sobre las palmas aceiteras sembradas, cuyos ciclo natural se prolongan entre 30 a 40 años y que sumado a intereses acumulados o tamaño del crédito, podrían extenderse aún más y por tanto, en realidad, haciendo embargable lo inembargable que al ser embargable, no se terminará muy seguramente y con el apoyo de la USAID, reproduciendo por otras vías aquél primigenio secuestro masivo...

Mas al norte en el área de Guapi y el Charco, una de las zonas de expansión del cultivo de palma aceitera, las comunidades están siendo sometidas a reiterados procesos de desplazamiento y los lideres que son críticos han sido amenazados. Nuestra nota publica a una alucucion presidencial en la que ordenaba que encerraran a los afrocolombianos con los empresarios de la alma y no los dejaran salir hasta que llegaran a un acuerdo, no ha sido respondida aun por autoridad alguna. El megaproyecto de " llenar los tanques, vaciando los territorios" de diversidad biológica y cultural, resulta incompatible con la experiencia de vida que hemos acumulado por cerca de 500 años en el Territorio Region del Pacifico Biogeografico reconocido como la segunda zona en el planeta de mayor biodiversidad.


Nacidas de nuestros propios conocimientos de esta tierra en la que somos Renacientes, nuestras comunidades tienen propuestas diferentes al monocultivo de la palma aceitera, que el gobierno se ha negado a escuchar y apoyar y que son consecuentes con nuestra manera de asumir la vida y la responsabilidad con el futuro y con nuestro deseo de permanecer en estos territorios en los que fieles a las mandatos de nuestros mayores, insistimos en afirmarnos en la vida, la alegría y la libertad.

De ustedes,

Consejo Comunitario Bajo Mira y Frontera, Consejo Comunitario del Río Grande del Patía, sus Brazos y la Ensenada ACAPA - Palenque Regional Kurrulao, Corporación Ancestros - Costa Pacífica Caucana; Palenque Regional El Congal, Asociación Popular de Negros Unidos del Río Yurumanguí – APONURY, AFROLIBERTARIOS del Río Grande De La Magdalena, Asociación de Consejos Comunitario de Timbiquí – Cauca, Proceso de Comunidades Negras en Colombia PCN.

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